viernes, 19 de febrero de 2016

La recuperación del alma y el bienestar personal


Alguna vez has pensado lo siguiente: Tengo el corazón partido, Me han roto el alma, Mi vida está vacía, Vivo la vida de otro, Tengo el alma hecha pedazos, No entiendo qué sentido tiene mi vida, Siento que me roban la energía, Me siento vacío ...
Has sentido en algún momento de la vida depresión, tristeza, desconexión con la vida, dolor por una pérdida o una separación, pérdida de poder personal, etc...

Desde el punto de vista chamánico, la pérdida del alma nos hace sentirnos incompletos y es uno de las principales causas de enfermedad. No es de extrañar, dado que entendiendo que el alma (ánima en latín) es aquello que nos anima a vivir, su pérdida nos genera un desarraigo con la vida.


La pregunta es ¿cómo puedo perder el alma?
Fijándonos en nuestros pensamientos y emociones, podemos volver a instantes de nuestra vida en los cuales nos hemos sentidos heridos, en los cuales hemos sentido tal sufrimiento que una parte de nosotros no ha podido soportarlo y ha tenido que refugiarse. En ese momento ha tenido lugar la fragmentación de nuestra alma, y a partir de entonces hemos creado un vacío en nuestra vida, el cual intentamos llenar con partes del alma de los demás, sintiéndonos incompletos. Intentamos buscar fuera de nosotros lo que sabemos que está en nuestro interior, aunque se haya perdido temporalmente.
Recuerdo de pequeño, con apenas 5 o 6 años, una noche de navidad, en la cual me puse el batín encima del pijama, cogí en brazos a un conejo de indias que teníamos en casa, y salí a la calle sin rumbo. Me encontró por la calle al sereno (persona encargada en los años setenta de vigilar las calles por la noche y regular el alumbrado público), que me recogió y me devolvió a casa. Que mejor metáfora de lo que es la pérdida del alma, y el trabajo del chamán de recuperación del alma.
En esas situaciones en las cuales sufrimos, experimentamos el miedo en sus múltiples manifestaciones, el miedo al dolor físico y/o emocional, el miedo a que no nos amen, el miedo al rechazo de los demás. Todos esos miedos se pueden resumir en un sentimiento que todos hemos experimentado, sentimos una separación de los demás, lo cual es contrario al principio básico de nuestro alma, el AMOR, el pegamento que todo lo une.

Toda experiencia de miedo viene originada por un sentimiento de culpabilidad, y al sentirnos culpables de algo creamos inconscientemente una expectativa de castigo, de la cual intentamos huir por todos los medios. Una parte de nuestra alma se siento culpable, y huye a esconderse.
Ese sentimiento interno de culpabilidad es el que nos genera el miedo y dolor en nuestro inconsciente, y nuestro ego se encarga de lo demás. El dolor es tan intenso, que se habilitan herramientas de autoprotección: por una parte la negación de nuestro propio dolor y, cuando no es suficiente, la proyección sobre los demás. Sentimos un alivio cuando culpamos a los demás de aquello de lo cual nosotros nos sentimos culpables, pero esto no soluciona el problema de fondo, que siempre está dentro de nosotros.

La recuperación del alma se produce durante nuestras vidas muchas veces de forma espontánea, en los periodos de sueño, o cuando comprendemos el significado de una experiencia y nos perdonamos a nosotros mismos. Uno de los principales cometidos del chamán, o por lo menos con el que yo me siento más identificado, es la búsqueda y recuperación de esos fragmentos del alma, en el cual el chamán realiza una labor de intermediario en los mundos de ensueño para recuperar los fragmentos perdidos de su cliente, y conseguir que se integren.
La labor del chamán en estos casos es agilizar un proceso natural de recuperación, el cual se produce mediante la comprensión por parte del alma de su cliente de las experiencias vividas y de su propósito. En chamán en sí no es más que un educador del alma, que ha adquirido su conocimiento en base a las experiencias que el mismo ha vivido, produciéndose ese proceso de re-educación directamente de alma a alma.

Esto requiere un compromiso del cliente, dado que muchas veces es necesario que éste también suelte fragmentos del alma que haya podido acoger de otras personas para llenar sus propios vacíos, y que se comprometa a cambiar determinadas actitudes y comportamientos en su vida para que ese fragmento del alma devuelto se sienta a gusto y protegido en el hogar que le corresponde.
¿Qué ocurre cuando recuperamos fragmentos de nuestra alma?

Todos en nuestras vidas hemos perdido o cedido fragmentos de nuestra alma. Es el juego de la vida y todos hemos venido aquí a jugar.

Pero hay un momento, el actual, en el cual se termina el juego, y todos estamos llamados a nuestra integridad y plenitud, a manifestar nuestro máximo potencial.
Cuando recuperamos nuestros fragmentos del alma recuperamos nuestra energía vital, y sentimos que tenemos más energía disponible en nuestra vida. Dejamos de centrarnos en el pasado y disfrutamos el ahora, desde el cual creamos nuestro futuro.

Ganamos confianza en nosotros mismos, nos sentimos empoderados, pasamos de ser víctimas a responsabilizarnos de nuestras creaciones y, sobre todo, alcanzamos el bienestar y la paz interior que, de algún modo, siempre hemos estado buscando. Sentimos que tomamos el timón de nuestra vida, y nos convertimos en el conductor de ese vehículo de manifestación que llamamos cuerpo humano, conectándonos con nuestros dones.
En otras palabras, DISFRUTAMOS de la experiencia de la vida humana.

Os invito a todos a que toméis una decisión en vuestra vida. Yo decido disfrutar de mi vida, porque ese es el estado natural de mi Ser. Decido recuperar todos los fragmentos de mi alma, porque me merezco ese bienestar.

José María Santos
Terapeuta Chamánico

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